Visitar la Zona Colonial en Santo Domingo, capital de la República Dominicana fue una experiencia enriquecedora. Quedé maravillado por su encanto arquitectónico y por su riqueza histórica. Pasear por sus calles empedradas, rodeadas de edificios coloniales y hermosos monumentos, fue una experiencia que me transportó al pasado. La sencillez y calidez de la gente y el vibrante ambiente cultural, hicieron esta visita inolvidable.

El Panteón Nacional de la República Dominicana guarda los restos del ilustre patriota puertorriqueño Eugenio María de Hostos. Este lugar sagrado no solo honra su legado, sino que también simboliza los lazos de hermandad entre nuestros pueblos. Los puertorriqueños debemos sentirnos muy orgullosos y agradecidos con la República Dominicana por preservar y venerar la memoria de uno de nuestros más grandes próceres.

Tuve la oportunidad de visitar “Los Tres Ojos” en Santo Domingo, un impresionante parque natural compuesto por tres lagos subterráneos (ojos) de aguas cristalinas. Es un lugar de una belleza increíble. Estar rodeado de asombrosas formaciones rocosas y exuberante vegetación, me dejaron impresionado.

Luego de varios días en Santo Domingo, mi segundo destino fue Punta Cana, en la provincia oriental de La Altagracia. Punta Cana es un paraíso tropical, con exóticas playas de arena blanca, aguas color turquesa y lujosos hoteles todo incluido.

Estando en Punta Cana, visité el Manatí Park, un parque temático que ofrece una experiencia única para estar en contacto con la naturaleza. En el parque puedes interactuar con cientos de especies de animales y plantas autóctonas en su hábitat natural, además de disfrutar de un bonito espectáculo de delfines.